Manatí del Caribe

(Trichechus manatus)


Cuenta la leyenda que cuando Cristóbal Colón llegó por primera vez a las Antillas observó un animal que jamás había visto y creyó que era una sirena, pero en realidad era un manatí. Antes, los mayas ya habían atribuido a este mamífero el poder de predecir sequías si nadaba a contracorriente. La apariencia del manatí, grande y corpulento, puede engañar a muchos, porque en realidad es muy ágil y sociable. Son excelentes nadadores, gracias a sus aletas, que se encuentran en la parte posterior de su cuerpo y a una aleta caudal que les sirve como timón. Sus extremidades les permiten cazar e, incluso, abrazar a otros manatíes. Su población se extiende desde Florida hasta Brasil, pero disminuyó porque su carne se consume y se vende desde las primeras misiones de exploradores europeos. En México, hay indicios desde 2014 de que su población se ha estabilizado y se recupera poco a poco, pero sigue siendo una especie vulnerable

Población

En México, hay indicios desde 2014 de que su población se ha estabilizado y se recupera poco a poco, pero sigue siendo una especie vulnerable ya que cuenta con apenas un estimado de entre 1000 y 2000 ejemplares.

Habitat

Su población se extiende desde Florida hasta Brasil, pero disminuyó porque su carne se consume y se vende desde las primeras misiones de exploradores europeos.

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